En vez de «subir», dice preséntese, como se presentaban en los altares las ofrendas del culto. El que el saber al hombre enseña, 11 Yahveh, conoce los pensamientos del hombre, que no son más que un soplo. Mi alma conocías cabalmente, 15 y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Sal 22,5 atestigüe una connivencia con los que obran el mal cf. Oración I: En esta hora de la ofrenda de la tarde, Señor, alzamos hacia ti nuestras manos; escucha nuestra voz, ya que en ti nos refugiamos, y no nos dejes indefensos frente a la tentación y a la seducción de los hombres malvados.
No se rían de mí, no me dominen cuando mi pie resbale! De Moisés, hombre de Dios. Pidamos una fe sólida aunque no esté de moda. La vida licenciosa de los impíos es algo que repugna a la sensibilidad religiosa de las almas selectas. Jesús acuna un único sentimiento: su firme fe y entrega al Padre, aunque no esté de moda. ¡Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo, exultará Jacob, se alegrará Israel! El fin de la jornada es un momento especialmente indicado para hacer la síntesis del día y para ver hasta qué punto también nosotros, como el salmista, estamos rodeados de continuas tentaciones que ponen en peligro nuestra fidelidad. ¡Atrás, sean confundidos los que desean mi mal! Dios de verdad, 6 7 tú detestas a los que veneran vanos ídolos; mas yo en Yahveh confío: 7 8 ¡exulte yo y en tu amor me regocije! ¡Levántate, no rechaces para siempre! Salmo 97 96 1 ¡Reina Yahveh! Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.
Cuando huía de su hijo Absalón. ¿Por qué el enfrentamiento con las autoridades del pueblo? No rechaces con cólera a tu siervo; tú eres mi auxilio. Y para ello aceptamos la corrección y el escarmiento. Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu verdad, pues tu promesa ha superado tu renombre. Si nos puede ayudar en esta tarea tan importante favor de comunicarse con nostros ¡Necesitamos su ayuda! Sobre todo le preocupan los peligros espirituales: pecados de pensamiento, palabras y acciones, que provienen de la mala inclinación del corazón y del ejemplo perverso. Cuando estaba en la cueva. Que ellos son como paja que se lleva el viento.
¡Líbrame tú de mis perseguidores, pues son más fuertes que yo! Salmo 33 32 1 ¡Gritad de júbilo, justos, por Yahveh! Como en el salmo anterior, encontramos mezclados el acento deprecativo y el de las imprecaciones. El justo y los culpables habitan la misma ciudad. ¿Por qué rehuir la protección del fuerte y del rico? No hay nadie que haga el bien. Sí, Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no retornen. ¡No sufran confusión por mí los que te buscan, oh Dios de Israel! Recobra mi alma de sus garras, de los leones mi vida. Desde palacios de marfil laúdes te recrean.
¿Lo que yo no he robado tengo que devolver? No se acordaron de tu inmenso amor, se rebelaron contra el Altísimo junto al mar de Suf. Júzgame, Yahveh, conforme a mi justicia y según mi inocencia. ¡Oh, si escucharais hoy su voz! Todo el día 2 4 pensando estás en crímenes, tu lengua es una afilada navaja, oh artífice de engaño. A Yahveh en mi clamor suplico. Porque con Yahveh está el amor, junto a él abundancia de rescate; 8 él rescatará a Israel de todas sus culpas. El justo, con expresiones de confianza: mis ojos están vueltos a ti, pide para sí protección y defensa contra los lazos y trampas de los inicuos; mientras solicita para los malvados caigan en las redes que para él tendieron.
De los hijos de Coré. En definitiva, la turbación del orante parte de una fe tentada. Están los pueblos en bullicio, 8 9 por tus señales temen los que habitan los confines, a las puertas de la mañana y de la tarde haces tú gritar de júbilo. Son las invocaciones que el Señor mismo desea que se le dirijan. Prefiere ser fustigado por el justo, cuya palabra de corrección es para él agradable como óleo perfumado sobre su cabeza v. El salmista se siente acechado por dos graves peligros: el de sus malas inclinaciones y el de las solicitaciones malignas de los enemigos de la ley de Dios, que le ponen tropiezos para caer y no seguir el camino de la virtud. Escucha la voz de tu Iglesia, que quiere saber cuál es tu voluntad para cumplirla y clama a ti para que nuestra ciudad no sea destruida, sino renovada.
Lejos de molestarse por sus reprimendas, las agradecerá, y orará por ellos cuando se hallen envueltos en desgracias. Este se dice a veces de las víctimas quemadas en el altar de los sacrificios; pero comúnmente alude al timiama quemado en olor de suavidad sobre el altar áureo del santo, a la entrada del santísimo. Salmo 99 98 1 Reina Yahveh, los pueblos tiemblan; se sienta en querubines, la tierra se estremece; 2 grande es Yahveh en Sión. ¡Con nosotros Yahveh Sebaot, baluarte para nosotros, el Dios de Jacob! Espero compasión, y no la hay, consoladores, y no encuentro ninguno. Se requiere la oración para que Dios nos asista en ese momento, como asistió a Jesús por haber orado.
Así lo hizo el Justo, quien intercedió por los pecadores. Da tu fuerza a tu siervo, salva al hijo de tu sierva. No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me vienen anchos. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos; 11 todos los reyes se postrarán ante él, le servirán todas las naciones. Prefiere la voz acusadora de los justos a los halagos y atractivos de la vida placentera de los malvados, que le invitan a participar en sus banquetes y desmesuradas alegrías. Pero, en medio de las angustias mortales, la mente del salmista se eleva llena de esperanza hacia Yahvé, del que únicamente puede provenir el debido auxilio.
¿Hasta cuándo triunfará sobre mí mi enemigo? ¿Es que piensas que yo soy como tú? Quien aquí ora pide a Dios que no le deje caer en la maldad de participar en ritos paganos v. Tú eres mi Dios, 3 tenme piedad, Señor, pues a ti clamo todo el día; 4 recrea el alma de tu siervo, cuando hacia ti, Señor, levanto mi alma. ¿Se acabó la Palabra para todas las edades? Así Yahveh rodea a su pueblo desde ahora y por siempre. Con todo, al llegar a este punto, el orante siente un estremecimiento que lo impulsa a una apasionada declaración de rechazo de cualquier complicidad con el impío: no quiere en absoluto ser huésped del impío, ni permitir que el ungüento perfumado reservado a los comensales importantes cf. Plegaria contra las seducciones malignas. ¿cuándo harás justicia de mis perseguidores? Nosotros os bendecimos en el nombre de Yahveh.